Sólo hacen falta una lámpara de pie y un libro para viajar desde el sofá. Las atmósferas de bienestar que proporcionan este tipo de lámparas suponen un bonus track para una estancia. Este regalo suministra una iluminación extra que consigue ambientes más cálidos. Y es que crear un universo acogedor y entrañable ya no se antoja una utopía. Las quimeras no son tales gracias a este objeto indispensable en un rincón del hogar.
Estas lámparas prestan una segunda luz que no sólo envuelve de magia nuestras horas frente a una novela. Además, su agradable iluminación sirve para definir zonas con personalidad y encanto más allá del salón. Por ejemplo, una lámpara de pie ubicada en un dormitorio incrementará la sensación de intimidad en una alcoba. En este contexto, dependiendo del lugar de ubicación y del tipo de actividad, la intensidad de la luz variará. No requiere la misma potencia una cena íntima que dormir a los pequeños con un cuento. Tampoco una habitación con paredes neutras que otra pintada con colores vivos. Por esta razón existen modelos con sistemas regulables y otros con pies flexibles para dirigir la luz al lugar deseado.
Estos objetos fáciles de transportar engendran nuestra burbuja particular, nuestro refugio de desconexión. Su capacidad para generar confort y para transportarnos a otros espacios con la imaginación favorece la comodidad en una casa.
Por otro lado, las lámparas de pie han evolucionado hasta convertirse en un artículo de decoración en sí mismo. Ya sea un diseño clásico o una silueta de estilo moderno, estas piezas focalizan la atención. Eso sí, es aconsejable hallar la media naranja de estas lámparas en la iluminación del techo y la sobremesa. La combinación perfecta de las tres logrará la armonía y equilibrio necesarios en una estancia.
Como expertos en iluminación en Salamanca, en Luces Iluminación ofrecemos lámparas de pie de diversos estilos y formas. Vanguardistas, rústicas, de brazo curvo, de pantalla cónica o de tipo tambor. Contamos con una nutrida lista de opciones aplicable a todos los gustos. Porque instaurar pequeñas áreas íntimas en un hogar genera placer y bienestar.