Iluminación exterior

La iluminación exterior incentiva los ambientes cálidos fuera de cuatro paredes. El poder de estas lámparas consigue atmósferas románticas, nostálgicas y delicadas más allá del domicilio. Dar la bienvenida a las visitas con un entorno de ensueño antes de cruzar la puerta garantiza el éxito de los anfitriones. Además, esta climatología lumínica incentiva la tranquilidad, la calma y el bienestar. Por tanto, una buena iluminación exterior que resalte los detalles de los aledaños al hogar coleccionará aplausos. Los laureles procederán tanto de los invitados como de los transeúntes.

El jardín, la terraza o el porche son las estancias objetivo de este tipo de lámparas. El ambiente chill out se sitúa en la cúspide de la pirámide de tendencias en decoración de exteriores. El diseño moderno gana popularidad, pues inyecta el espíritu de vanguardia a las estancias. Además, el juego con las formas geométricas destaca en este tipo de estructuras. En este sentido, las bolas y los cubos, por ejemplo, funcionan como complemento ideal en la iluminación exterior.

Los faroles, la iluminación estrella

Las lámparas estrella en este contexto son los faroles. El icono clásico de las terrazas y porches cuenta con una amplia variedad de estilos. Rústicos, góticos, románticos… Colgantes o con apliques de pared, estas luminarias nunca pasan de moda. La nutrida lista de opciones dificulta la decisión. Por eso, resulta recomendable la inestimable ayuda de un profesional como los que conforman Luces Iluminación, en Salamanca. Un experto resolverá cualquier tipo de duda sobre el modelo, el tono ideal de la luz o los apliques necesarios.

Las balizas, las lámparas decorativas, las tiras leds… La iluminación exterior cuenta con un sinfín de posibilidades de escenografía. Además, su presencia permite articular la puesta en escena de una terraza o un porche. Para conseguir una estancia perfecta el consejo es combinar el estilo o los tonos de estas lámparas con el mobiliario. También con detalles como maceteros, jardineras y los elementos textiles. Sólo entonces se alcanzará una atmósfera envolvente.

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